Portada  |  11 marzo 2025

Inseguridad sin freno: una fundación en Barrio Güemes sufrió más de 25 robos

A pesar de los constantes hechos delictivos, los jóvenes que asisten al espacio continúan con entusiasmo sus actividades. Sin embargo, la falta de seguridad y apoyo estatal pone en riesgo su continuidad.

Córdoba

La fundación Manos Creadoras, ubicada en la calle Bolívar al 1022 en barrio Güemes, se dedica a brindar un espacio de contención para jóvenes y adultos con discapacidad a través de actividades como carpintería, pintura y cerámica. Sin embargo, desde su creación, la organización ha sido víctima de más de 25 robos, lo que genera una profunda sensación de impotencia en la comunidad.

“Sentimos impotencia de que no podemos resolver esto”, lamentó María Rosa, encargada del espacio. La falta de medidas de seguridad agrava la situación: “Tenemos que tener más seguridad, que por el momento no se la ve”.

Los robos ocurren de manera recurrente y afectan tanto a la sede principal como a otros espacios de la ONG. “El último fue en la otra casa que tenemos, rompieron las puertas, el portón del garage”, relató María Rosa. Además, la inseguridad también la afecta a nivel personal: “Me robaron hace una semana y media la goma de auxilio del auto”.

Según la encargada, los responsables de los robos actúan bajo los efectos de estupefacientes. “Es la droga, sigo insistiendo en que están drogados”, afirmó. “Están muy enojados, se los ve que están muy alterados”, agregó. Los delincuentes “tratan de sacar cualquier cosa”, sin importarles qué tan valioso o útil sea lo que se llevan. “Ayer entró una chica que estaba totalmente perdida, se llevó una mochila de los chicos”, contó.

Uno de los episodios más graves ocurrió cuando los ladrones se llevaron equipos esenciales para el desarrollo de las actividades. “La vez que más nos afectó fue cuando llevaron siete computadoras, batidoras, licuadoras y todas las herramientas de carpintería”, lamentó María Rosa. “No pudimos recuperar nada”, agregó con resignación.

A pesar de los obstáculos, los jóvenes que asisten a la ONG continúan con entusiasmo. “Están ávidos por aprender”, destacó la encargada. “Tienen mucho entusiasmo por lo que hacen”. Sin embargo, la falta de apoyo institucional complica su funcionamiento. “Acá es una cuestión familiar. Mis cuatro hijos y yo, que invierto toda mi jubilación”, aseguró.

El Estado aporta solo una parte del programa de alimentación para los asistentes. “Estatal lo único que tengo es el Paicor, lo demás no tenemos nada”, explicó. Además, enfrentan trabas burocráticas que limitan su sustentabilidad: “Nos hace falta un espacio físico”. Aunque las ONG están exentas de impuestos, ella nunca logró acceder a este beneficio: “En la cuestión de impuestos, la ley dice que las ONG no pagan, pero nunca fui favorecida con eso. Todos los años pago Rentas y Municipalidad”.

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