El fin de año de la familia de Jésica Domínguez fue muy doloroso, quien fue asesinada por su expareja el pasado 10 de diciembre en el barrio Villa Boedo.
No obstante, la reciente imputación del policía Maximiliano Gastón Ponce, encargado de su custodia en el marco de reiterados episodios de violencia de género, les trajo algo de alivio.
Pablo Domínguez, hermano de Jésica, expresó que esta decisión judicial les permite recuperar cierta confianza en la Justicia.
Además, cuestionó no solo la actuación del sargento, sino también la de quienes lo designaron para esa función. Sostuvo que, hay que revisar cómo se entrena a los policías para proteger y ayudar a las víctimas, porque esto no puede seguir ocurriendo.
Jésica, de 33 años, fue asesinada por Ezequiel Suárez, de 36, quien ingresó a su casa por el patio y la atacó. Posteriormente, intentó quitarse la vida autolesionándose, pero sobrevivió algunos días internado en un hospital de Córdoba antes de fallecer. Fue la hija de la pareja, de solo 13 años, quien encontró la desgarradora escena y pidió ayuda a los vecinos y al custodio.
Su hermano también compartió la sensación de culpa que embarga a la familia por no haber podido proteger a Jésica de su miedo. Sin embargo, reconoció lo complejo que es intervenir en este tipo de situaciones.
También Pablo recordó que su excuñado era una persona violenta y que, en varias ocasiones, tuvieron enfrentamientos por el maltrato hacia ella. “Estoy convencido de que Jésica evitó que tuviéramos más problemas con él, pero no puedo entender cómo pudo matarla y destrozar la vida de su familia y de sus hijos”, concluyó con dolor en “Arriba Córdoba”
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