El conflicto en la petroquímica de Río Tercero se profundiza. La empresa, que acaba de despedir a la mitad de su personal, mantiene paralizada la planta, mientras avanza un proceso judicial por crisis y una conciliación obligatoria sin respuestas concretas. En total, ya se contabilizan 250 despidos directos y cientos de puestos indirectos afectados.
Este jueves, trabajadores, delegados sindicales y vecinos se concentraron en la plaza San Martín para exigir respuestas. Denuncian que, pese a la conciliación obligatoria, los despedidos no cobraron indemnización, y que la empresa busca forzar su propia quiebra. La situación impacta de lleno en la economía local y regional.
“La movilización de hoy ha sido masiva”, dijo Lucas Felici, delegado del sindicato de trabajadores químicos. En su testimonio, señaló que se trata de “un industricidio que se está llevando a cabo en la Argentina con esta libertad de importaciones y apertura indiscriminada, que ha afectado profundamente a la industria en Río Tercero también”.
Felici aseguró que Petroquímica lleva alrededor de 400 despidos entre trabajadores directos e indirectos, y que la crisis afecta a contratistas, subcontratistas y proveedores. "Los comercios están vacíos", señaló.
Según el delegado, la empresa presentó una convocatoria y un procedimiento preventivo de crisis ante la Justicia, lo que generó una doble vía de conflicto: una judicial y otra ante el Ministerio de Trabajo. A pesar de que los empleados están ingresando a la planta, no reciben tareas. “La empresa se está autoboicoteando”, denunció.
“Esto ya no es un conflicto entre un sindicato y una empresa, es un conflicto social y económico”, afirmó Felici. Apuntó contra el intendente de Rio Tercero, Marcos Ferrer, por no involucrarse en el conflicto, y reclamó que “tiene que haber una intervención urgente del gobierno provincial, no solo en el Ministerio de Trabajo, sino dentro de la fábrica”.
Uno de los ex empleados despedidos relató: “Hace 14 años y medio que estoy en esta empresa. Esta ciudad es netamente industrial. Esto parece una pesadilla”. Y agregó: “Gracias a ese trabajo pude conseguir mi terreno, me hice mi casa, tuve mi familia”.
Otro trabajador que fue despedido en octubre contó que lleva siete meses sin conseguir empleo: “A nivel provincial no hemos tenido ni una novedad. Yo tengo dos hijos y lo que más queremos es que alguien dé la cara y nos ayude. Estamos en una situación económica degradante”.
El reclamo es claro: que se active una respuesta política y que las industrias de Córdoba no sigan cerrando. En palabras de Felici: “Sin industria no hay trabajo, y sin trabajo no hay dignidad”.
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