El fin de semana Agustina Serenari, de 22 años, fue abordada por motochorros cuando salía de una despensa en calle Fangio al 8100. Cuando la joven decidió resistir el atraco, forcejeó y cayó al suelo; en esa posición de indefensión recibió, presumiblemente a manos de Albarracín, el disparo en el pecho que acabó con su vida.
Agustina trabajaba y soñaba con ser docente y contadora. Su muerte se inscribe en un contexto signado por la violencia urbana. Eduardo Guzmán, presidente del Centro Vecinal y suegro de la chica asesinada, dijo a Cadena 3 que "a las motocicletas (que delinquen) y a los arrebatos es imposible pararlos".
Fuente y foto: Cadena 3.
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