Córdoba vivió este miércoles una jornada histórica: se llevó a cabo el primer simulacro de ola de calor en la ciudad, a pesar de que todavía no había comenzado la primavera. La iniciativa tuvo lugar en Pueblo Alberdi, abarcando los barrios más afectados por las altas temperaturas, como Alberdi, Villa Paez y Marechal.
El operativo se desarrolló a partir de las 14 horas y fue coordinado por la Universidad Nacional de Córdoba junto con universidades privadas, quienes habían trabajado previamente en la recolección de datos puerta a puerta para conocer cómo los vecinos percibían el calor extremo en sus barrios.
De acuerdo a lo que explicaron los profesionales de este simulacro fue: que factores como la construcción de las viviendas, la cantidad de cemento, la escasez de espacios verdes y los cortes de electricidad incidían en la sensación térmica de los habitantes. “Revelamos que un 85% de los vecinos sufrió cortes de luz durante más de una hora, lo que complicó mantener los ambientes frescos, incluso teniendo sistemas de ventilación”.
El simulacro buscó concientizar a la población sobre cómo actuar frente a olas de calor y enseñar a identificar síntomas de golpe de calor, especialmente en niños, personas mayores y quienes toman medicación. Se entregaron kits con abanicos, toallitas, geles refrigerantes, termómetros digitales, protector solar y barritas de cereal, con el objetivo de prevenir riesgos y fomentar hábitos saludables.
La doctora Ingrid, coautora del proyecto, resaltó que la comunidad es clave en la prevención: “Es la primera que puede salvar vidas, antes que los médicos o brigadistas. Identificar los síntomas a tiempo puede revertir situaciones críticas”.
Durante la jornada, Marcelo García, especialista en clima, recordó que los veranos recientes habían sido más cálidos de lo habitual y que las altas temperaturas se habían extendido incluso hacia el otoño e invierno. “Actividades como esta son fundamentales para prepararnos como sociedad ante fenómenos de calor extremo”, concluyó.
El simulacro demostró que la ciudad de Córdoba ya contaba con áreas identificadas como “islas de calor urbano” y que, a través de la educación y la preparación, los vecinos podían reducir los riesgos asociados a las olas de calor, incluso en estaciones tradicionalmente frías.
Comentarios