La inseguridad vuelve a ser protagonista y a frustrar un negocio. Tomás es propietario de un vivero familiar hace cinco años, en barrio San Felipe. Esta semana sufrieron tres robos, sumando más de veinte incidentes desde su apertura.
“Se llevaron plantas, macetas, mediasombras… lo que no se llevaron, lo han destruido”, se lamentó Tomás.
La familia está desolada y tomó la decisión de cerrar su negocio. “Estamos cansados, no damos más. No podemos seguir así, no tenemos respuestas.”
“Me tendré que rebuscar con otra cosa", añadió el joven. Además, señaló que no recibieron ninguna respuesta por parte de las autoridades.
Comentarios