Con 73 años, está a punto de terminar la secundaria y ya tiene un nuevo objetivo: estudiar abogacía. Su vida no fue sencilla: quedó huérfano siendo niño, abandonó la escuela en cuarto grado y se dedicó al trabajo ya criar a sus hijos. Sin embargo, a los 68 años decidió retomar los estudios y nunca más se detuvo.
“Al principio tuve miedo de sentirme grande entre los chicos”, confesó. Incluso relató que en su primer intento de regreso a la escuela no se animó a entrar y regresó a su casa. Fue recién al año siguiente, con la ayuda de su hija que lo inscribió nuevamente, cuando logró dar ese paso. "Tuve muy buenos compañeros y profesores. Eso me dio fuerzas para quedarme y seguir", explicó.
Desde entonces, no faltó nunca a clase y siempre fue el primero en llegar. “Así lo hice en mi trabajo toda la vida, y ahora en la escuela también. Es una costumbre mía”, dijo orgulloso. El esfuerzo lo llevó a completar la primaria, avanzar en la secundaria y ahora ilusionarse con un sueño mayor: "Pienso seguir y estudiar abogacía. Si la salud me acompaña, quiero ser abogado penalista a los 80 años".
Hugo es también escolta de la bandera de Córdoba, un reconocimiento al compromiso y respeto con el que encara cada día. Para sus docentes, es un ejemplo de perseverancia.
"Es el primero en llegar, el último en irse y nunca falta. Tiene una enorme capacidad de aprendizaje y mucha resiliencia", destacaron.
Su historia es un recordatorio de que nunca es tarde para cumplir sueños y que la educación puede transformar la vida en cualquier etapa.
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