Este sábado 15 de febrero se cumplen diez años de las trágicas inundaciones en las Sierras Chicas de Córdoba, un evento que dejó un impacto imborrable tanto en lo material como en lo humano.
El desborde de los ríos provocado por la intensa tormenta entre la noche del 14 y la mañana del 15 de febrero de 2015 causó la muerte de varias personas, obligó a evacuar a 400 vecinos y afectó a más de 15 mil en localidades como Villa Allende, Mendiolaza, Agua de Oro, La Granja, Río Ceballos, Unquillo, Ascochinga y Jesús María.
En menos de 12 horas, llovieron 300 milímetros, desatando una crecida que arrasó con casas, calles y hasta un cuartel de bomberos. En Salsipuedes, un camión de gran porte fue arrastrado como si fuera un barco de papel, una imagen que quedó grabada en la memoria colectiva.
El entonces gobernador José Manuel de la Sota, tras confirmar las víctimas fatales, describió la catástrofe como un “tsunami sobre los cordobeses”, reflejando la magnitud del desastre.
"Cada vez que llueve me da miedo", expresó con lágrimas en los ojos uno de los damnificados en diálogo con Telefe Córdoba.
A una década del suceso, los recuerdos siguen vivos en quienes lo vivieron. Más que una tragedia, fue una marca imborrable en la historia de las Sierras Chicas y un llamado de atención sobre la importancia de la planificación y prevención ante eventos climáticos extremos.
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