La Biblioteca Popular Vélez Sarsfield abrió nuevamente sus puertas para mostrar el enorme valor histórico y cultural que resguarda entre sus estantes. Con más de 70 mil ejemplares, entre los que se encuentran colecciones de revistas como Caras y Caretas de principios del siglo XX y ejemplares de diarios de 1903, este espacio se convirtió en un verdadero refugio de la memoria escrita.
“Cada libro tiene una historia y cuidarlos es una forma de mantener viva la cultura”, expresó Rosita, una de las voluntarias que coordina el trabajo cotidiano. Junto a otras integrantes del equipo, se ocupan de catalogar, conservar y acercar a la comunidad obras de distintas épocas.
Además de la lectura y el préstamo de libros, la biblioteca funciona como un centro cultural: allí se realizan presentaciones de autores, obras de teatro, ciclos de cine, encuentros corales y actividades con escuelas y familias. “Es un espacio muy activo, incluso hemos salido a leer a geriátricos para acercar los libros a quienes no pueden venir”, contó Teresita, otra de las colaboradoras.
El espíritu comunitario se refleja en cada rincón: los vecinos donan libros, las cátedras universitarias la eligen como referencia y cada vez más familias jóvenes se acercan con sus hijos al rincón infantil. “Es como una extensión de mi casa”, resumió María, vecina de la zona y socia de la biblioteca.
La Biblioteca Popular Vélez Sarsfield sigue creciendo gracias al aporte voluntario y al compromiso de quienes creen que los libros son mucho más que objetos: son puertas abiertas al conocimiento, la memoria y la imaginación.
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