Un estudio del Instituto de Estadísticas y Tendencias Sociales y Económicas (IETSE) advierte que los patrones de consumo en los hogares de Argentina se alejan de las recomendaciones oficiales sobre alimentación saludable.
El análisis indica que existe una subalimentación en productos esenciales como frutas, verduras y lácteos, lo que limita el aporte adecuado de proteínas, vitaminas, minerales y fibras. Al mismo tiempo, se observa un exceso en el consumo de harinas, panificados y azúcar, lo que aumenta el riesgo de enfermedades como obesidad infantil, diabetes y problemas cardiovasculares.
Según el estudio, estas decisiones alimentarias no responden únicamente a hábitos personales, sino también a factores económicos: la necesidad de optar por productos de menor costo —como pollo, papa, pan y azúcar— define un patrón de consumo condicionado por la situación socioeconómica de las familias.
La licenciada en Nutrición Lucía Boni (M.P. 3893) advirtió sobre la importancia de prestar atención a la alimentación familiar y destacó que los nutrientes esenciales son clave para el desarrollo de los niños.
Según la especialista, las familias deberían buscar estrategias que les permitan aprovechar las ofertas y descuentos disponibles, priorizando frutas y verduras de estación, y adaptando las compras a su presupuesto.
Boni también hizo hincapié en retomar el consumo de productos caseros, evitando en lo posible el exceso de harinas y azúcares, un paso fundamental para mejorar los hábitos alimenticios.
“La situación es para alertarse, preocuparse y ocuparse”, concluyó la nutricionista, resaltando la necesidad de generar conciencia sobre la alimentación saludable en los hogares.
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