Alarmas, vigilancia privada, cámaras, botones antipánico. Son muchos los clásicos negocios alrededor de la inseguridad. Pero en los últimos tiempos floreció uno nuevo: el de las mujeres que recurren a clases de defensa personal para sentirse más seguras.
Mónica tiene 70 años y hace dos que empezó a tomar clases de Krav Magá, una técnica desarrollada por el ejército israelí. "Lo más importante es aprender a reaccionar ante una situación de inseguridad. Mantener la calma y tratar de escapar. Y, si no se puede, usar algunas técnicas para defendernos", cuenta.
Gastón, entrenador del Instituto Potencia, explica que el fenómeno de las mujeres que se suman a tomar clases de defensa personal empezó después de la pandemia. "Hay días que son más que los hombres", asegura.
Fernando, director de la academia Shot's Rain, coincide y agrega: "Hay de todas las edades. La mayoría vienen para sentirse más seguras en calle, pero también hay otras que sufrieron violencia de género”, explica.
Es el caso de Laura, quien, imitando lo que habían hecho un tiempo antes sus hijas, hace dos meses decidió empezar a tomar clases de defensa personal.
Fue una herramienta que la ayudó a perder el miedo. El mismo miedo que la paralizaba hasta en las situaciones más cotidianas. Y ella lo resume con una frase que lo dice todo: “Volví a poder salir de mi casa”.
Comentarios